¿Qué es un proyecto exitoso? – Más allá del Triángulo de Hierro

Introducción

En el mundo de la gestión empresarial, la implementación de proyectos a menudo se convierte en una carrera contra el reloj. La urgencia del día a día nos empuja a centrarnos en la ejecución rápida y eficiente, muchas veces dejando de lado la tarea de establecer métodos sólidos para medir el éxito de nuestros esfuerzos. Esta falta de enfoque en la evaluación del éxito puede llevarnos a perder de vista lo que realmente importa: comprender el impacto y la efectividad de nuestras iniciativas.

Cada proyecto es único, con sus propias metas, desafíos y stakeholders. Por lo tanto, la adopción de enfoques genéricos para medir el éxito simplemente no es suficiente, es necesario contar con métodos de medición especializados, que partan de los objetivos del proyecto, que capturen la esencia y la complejidad y permitan establecer métodos propios para brindar una medición precisa y una visión completa.

Este artículo, aborda el mecanismo clásico de medición representado por el Triángulo de Hierro: calidad, tiempo y costo, tres dimensiones, las cuales si bien es cierto son dimensiones fundamentales, en algunas ocasiones se quedan cortas, a su vez, este artículo propone la inclusión de otros aspectos importantes que reflejen la naturaleza diversa y multifacética de los proyectos empresariales.

El Triángulo de Hierro: Dimensiones clásicas para medir el éxito

El Triángulo de Hierro, es un concepto fundamental en la gestión de proyectos que establece las tres dimensiones principales para evaluar el éxito de una iniciativa.

Estas dimensiones son:

1. Calidad: La calidad se refiere al nivel de excelencia y cumplimiento de los estándares establecidos en el resultado final del proyecto. Implica la satisfacción de los requisitos del cliente, la precisión en la ejecución de las tareas y la conformidad con las normativas y estándares relevantes. Una alta calidad asegura que el producto o servicio entregado cumpla con las expectativas y necesidades del cliente.
2. Tiempo: El factor tiempo es crítico en cualquier proyecto y se refiere al cronograma planificado para la ejecución de las actividades y la entrega final. Cumplir con los plazos establecidos es esencial para garantizar la puntualidad en la entrega del proyecto y satisfacer las necesidades del cliente. La gestión eficaz del tiempo implica la programación adecuada de las actividades, la identificación y mitigación de posibles retrasos y el mantenimiento de un ritmo constante de progreso.
3. Costo: El costo se refiere al presupuesto asignado para el proyecto y los recursos financieros necesarios para su ejecución. Gestionar eficientemente los costos implica estimar con precisión los gastos, controlar el presupuesto a lo largo del ciclo de vida del proyecto y maximizar el retorno de la inversión. Mantener los costos dentro de los límites establecidos es crucial para garantizar la viabilidad financiera del proyecto y maximizar su rentabilidad.

Estas tres dimensiones están interrelacionadas y forman la base para evaluar el éxito del proyecto desde una perspectiva operativa y económica. Sin embargo, no necesariamente un proyecto terminado a tiempo, dentro del costo y con la calidad esperada, es un proyecto exitoso.

-Todo depende del ojo con que se mire-

 Propuesta de dimensiones para medir el éxito

Si todos los proyectos presentan objetivos distintos, ¿Porqué las dimensiones de medición deberían ser iguales?

Los proyectos necesitan de dimensiones de medición especializadas que vayan más allá del Triangulo de Hierro, dimensiones que nos permitan establecer el impacto y efectividad del proyecto en la organización, y algo que ha tomado relevancia hace ya algunos años: la generación de valor al cliente y/o usuario.

Podríamos navegar por un mar de dimensiones, cada una dispuesta según la perspectiva de quien está evaluando el éxito del proyecto, pero para efectos de este artículo y en mi experiencia como administrador de proyectos, yo agregaría estas 3 mediciones a cada proyecto:

1. Generación de valor para el cliente

La generación de valor para el cliente es esencial para el éxito a largo plazo de un proyecto. Implica la capacidad del proyecto para superar las expectativas del cliente, satisfacer sus necesidades y construir relaciones sólidas y duraderas que fomenten la lealtad y la repetición de negocios, medir esta dimensión puede ser un poco complejo y un tanto subjetivo, pero hay algunas formas en como podemos lograrlo.

¿Cómo medirlo?

• Encuestas de satisfacción: Realizar encuestas periódicas para evaluar la satisfacción del cliente con el producto o servicio entregado por el proyecto.
• Indicadores de lealtad: Utilizar métricas como el Net Promoter Score (NPS) o la tasa de retención de clientes para medir la lealtad y la disposición del cliente para recomendar, volver a comprar o volver a hacer uso de la plataforma o servicio.
• Estudios de percepción: Realizar estudios donde se analicen los comentarios y sugerencias a fin de determinar el éxito de la iniciativa, a su vez permitirá a la organización identificar áreas de mejora y oportunidades de innovación que agreguen valor adicional.

2. Impacto en el modelo de negocio

El impacto en el modelo de negocio se refiere a la capacidad del proyecto para sumar al modelo de negocio empresarial y primordialmente responder al caso de negocio que dio origen al proyecto, y que este siga vigente y en crecimiento a lo largo del proyecto y durante el tiempo de vida del producto o servicio detrás de este. Idealmente todas las iniciativas deberían aportar a la generación de recursos o a la optimización del gasto.

¿Cómo medirlo?

• Impacto Financiero: Evaluar el impacto del proyecto en los ingresos, márgenes de beneficio y rentabilidad general de la empresa.
• Evaluación de la diversificación de ingresos: Analizar la contribución del proyecto a la diversificación de la cartera de productos o servicios de la organización y su capacidad para reducir la dependencia de un solo mercado o producto.
• Indicadores clave de desempeño (KPIs): Utilizar KPIs específicos del negocio para medir el rendimiento del proyecto en términos de crecimiento de mercado, participación de mercado y expansión geográfica.

3. Proyecto habilitador de escalamiento

Esta dimensión es un tanto compleja de comprender, ya que hace referencia a la capacidad que tenga un proyecto de generar un producto o servicio que sirva de puente para habilitar nuevos proyectos o iniciativas que contribuyan al crecimiento del negocio o a la generación de recursos. Lo cual implica la capacidad del proyecto para identificar y capitalizar oportunidades de escalamiento que impulsen la innovación y el crecimiento a largo plazo.

Usualmente estos proyectos habilitadores pueden llegar a ser vistos en primera instancia como un gasto, pero que capitalizarán a lo largo del tiempo otras iniciativas que traerán consigo beneficios y rentabilidad.

¿Cómo Medir?

1. Nuevas iniciativas: Evaluar en las nuevas iniciativas cuales de estas son producidas a partir de las posibilidades abiertas por proyectos anteriores.
2. Innovación: Evaluar el impacto del proyecto en la cultura organizacional, incluida la promoción de la innovación, la colaboración y la capacidad de adaptación al cambio.

Personalmente considero que hay muchos proyectos “ocultos” detrás de iniciativas exitosas, que no hubiesen sido posibles sin la visión e impacto de proyectos que abrieron el camino. Quien diría que “proyectos” que nacieron en la urgencia de la pandemia, ayudarían a potenciar hoy en día cosas como la educación virtual o el teletrabajo.

Conclusión

En resumen, si bien el Triángulo de Hierro nos ofrece un punto de partida sólido, no debemos limitarnos a sus dimensiones tradicionales. Al expandir nuestro enfoque y considerar aspectos como la generación de valor para el cliente, el impacto en el modelo de negocio y la capacidad de habilitar el escalamiento, podemos obtener una imagen más completa del éxito de nuestros proyectos.

Mi recomendación es simple: adaptemos nuestros métodos de medición para reflejar la complejidad y la diversidad de cada iniciativa empresarial.